Sociedad Filarmónica de Málaga

Sociedad Filarmónica de Málaga

Halíř Trío

Concierto 2459/03

lunes 17 de mayo de 2021 / 19h.


Alfonso Guerrero,violín
Sara Calvo, piano

Fotos Archivo

 

I

ARVO PÄRT (1935- )

Fratres para violín y piano

BELA BARTÓK (1881-1945)

Rapsodia nº 1 para violín y piano

  1. Lassú
  2. Friss

CÉSAR FRANCK (1822-1890)

Sonata para violín y piano

  1. Allegretto ben moderato
  2. Allegro
  3. Recitativo-Fantasia
  4. Allegretto poco mosso

Aquí en casa / Allí en casa

Las palabras húngaras itthon y otthon se traducen, respectivamente, por las dos expresiones del título que sirve de hilo conductor al programa. Un programa formado por obras que están relacionadas de diferente forma con la salida de cada compositor de su lugar de origen, y en cierta manera, por la evocación de un lugar o tiempo ausente.

Fratres, de Arvo Pärt (1980)

El compositor estonio Arvo Pärt es una personalidad peculiar dentro de la música europea de su época. Aunque es difícil clasificar su música dentro de una corriente común, se le suele encuadrar entre los precursores del minimalismo. Estudiante y profesor siempre en Estonia, se mantiene a cierta distancia de los grupos de compositores que surgen en su época en Moscú y Leningrado. Por su búsqueda espiritual, que le llevó a integrarse desde 1972 en la Iglesia Ortodoxa rusa, es considerado un exponente del fenómeno de la disidencia en los países del este de Europa, de forma aproximadamente similar al caso de H. Gorecki en Polonia. Pärt compuso Fratres como estructura teórica sin una instrumentación definida en 1977, entre las primeras obras en lo que ha sido desde entonces su lenguaje característico de composición: tintinnabuli (literalmente “campanitas” en latín). Esta estética se caracteriza por la inspiración en las formas de composición de la música medieval, y el diálogo entre líneas melódicas sencillas y la resonancia regular de acordes de tres notas (cuyo efecto sonoro da nombre al estilo).
La primera realización idiomática de Fratres fue la de violín y piano, encargada en 1980 por el Festival de Salzburgo, y dedicada a los intérpretes en el estreno, Gidon y Elena Kremer. Este encargo sirvió en cierta forma como carta de invitación a abandonar su país, donde el oficialismo veía con hostilidad la deriva religiosa de la música de Pärt: ese mismo año, el compositor y su familia emigran a Austria, para no regresar a Estonia hasta la década de 1990, tras la desintegración de la Unión Soviética.

Rapsodia nº1 para violín y piano de Béla Bartók (1928)

En el caso de Bartók, no fue necesario ningún viaje para encontrarse lejos de su país. En 1921, en una reseña autobiográfica publicada en una revista vanguardista vienesa (Musikblätter des Anbruch), comienza relacionando su periplo vital:
Nací el 25 de marzo de 1881 en Nagyszentmiklos (una población de Hungría, en la comarca de Torontal, anexionada actualmente por Yugoslavia) […] fuimos a dar a Nagyszöllös (actualmente anexionado por Checoslovaquia), después a Bistriz (en Transilvania; actualmente anexionada por Rumanía), finalmente, en 1893, a Bratislava (actualmente anexionada por Checoslovaquia).
Esta desintegración limitó de manera muy severa las investigaciones de Bartók y Kodály sobre el folklore del Centro y Este de Europa, como comenta el compositor en el mismo escrito:
Con nuestros propios medios ya no nos podemos permitir este “lujo”; además, la investigación científica en los territorios que han sido desgajados de la antigua Hungría se ha hecho, por razones políticas y de mutua enemistad, imposible.
A pesar de estas limitaciones, Bartók y Kodály habían recopilado una enorme cantidad de material a procesar y estudiar. Como fruto directo de ese estudio, en 1928 compone esta Rapsodia para violín y piano (simultáneamente a la versión para violonchelo y piano), estrenada por su dedicatario, József Szigeti, en Berlín, a finales del mismo año. La pieza hilvana una serie de motivos melódicos y rítmicos de carácter popular, fundamentalmente de la zona nororiental de Hungría (entre el actual Norte de Hungría y Sur de Eslovaquia) dentro de la forma en dos movimientos de czárdás popularizada en el Romanticismo: lassú (lento) y friss (fresco).
Esta rapsodia tiene, además, un último factor de nostalgia, ya que fue una de las piezas con las que Bartók se presentó en EE.UU. en 1940, en la gira que realizó como tanteo para abandonar Hungría ante la insostenible situación política de toda Centroeuropa. La grabación del concierto en la Biblioteca del Congreso de Washington durante dicha gira se conserva y está disponible en la actualidad.

Sonata para violín y piano de César Franck (1886)

Pese a ser natural de Lieja, César Franck vivió la mayor parte de su vida en París, ostentando la nacionalidad francesa desde los 15 años (en 1837, como requisito para ingresar en el Conservatorio de París). Tras una juventud como niño prodigio explotado por su padre, cayó en el ostracismo al romper con éste y quedó fuera de la escena musical. Incluso después de ser nombrado profesor de órgano del Conservatorio seguía siendo un total desconocido para el público, fuera de un pequeño grupo de jóvenes admiradores, conocidos como “la banda de Franck”. Por todo esto, cuando en 1886 termina su sonata para violín y piano, busca a través de su “banda” el contacto de un paisano que pudiera dar a conocer esta nueva obra: Eugène Ysaÿe, también natural de Lieja. Franck le envió la sonata como regalo de bodas, y éste pronto la estrenó junto a Marie Léontine Bordes-Pène, en diciembre del mismo año en Bruselas. De esta forma, la Sonata se convirtió para Franck en una forma positiva de volver a conectar con el país natal que había abandonado casi medio siglo antes.

La Sonata es una pieza que refleja las características típicas de la música del periodo de plenitud de Franck, con su característica “forma cíclica” donde los temas van reapareciendo y evolucionando a lo largo de la obra, y con un estilo rico y complejo en polifonía y texturas, que sin embargo busca aquí un desarrollo especial de la melodía, para poder explorar el diálogo horizontal entre ambos instrumentos. Partiendo de la forma barroca de la sonata da chiesa en cuatro movimientos, la Sonata es al mismo tiempo un hito importante para la música francesa y para la belga (influyendo a compositores como el propio Ysaÿe o J. Jongen), moderna (por sus indagaciones formales y expresivas) y antigua (por su actualización de texturas propias de la música de órgano o de técnicas como el canon).

Es muy probable que Franck, como miembro de la Societé Nationale de Musique, estuviera presente cuando Saint-Saëns introdujo con éxito al gran público la Sonata en Si m de Liszt, en 1880. Al igual que esta ha sido considerada por algunos musicólogos (a partir de P. Raabe) una obra con un programa autobiográfico o religioso, también la Sonata de Franck permite ser escuchada como una intención similar, consciente o inconscientemente. Para eso, nada mejor que recomendar al oyente dejarse sugerir por el diálogo entre melodías, ambientes musicales, caracteres, y por la evolución de los motivos cíclicos en sus sucesivas apariciones, para construir a partir de lo contado por esta obra, su propia narración.

Alfonso Guerrero Ortega


 


Alfonso Guerrero Ortega, violín.

Natural del Alcalá de Henares, donde comienza su aprendizaje musical, realiza sus estudios superiores de violín en el aula de la profesora Olga A. Vilkomirskaia, en el Conservatorio Superior de Música de Badajoz, y la carrera de Filología Hispánica en la Universidad de Alcalá de Henares.

Posteriormente amplía su formación en EE.UU. (Universidad de Virginia Occidental) y Bélgica (Conservatoire Royal de Bruxelles). Ha colaborado con diversas formaciones orquestales con las que ha actuado en lugares tan diversos como el Auditorio Nacional de Música de Madrid, el Carnegie Hall de Pittsburgh, el Palais des Beaux Arts de Bruselas o la Ópera de Valonia. Como músico de cámara, ha desarrollado su actividad en diversas agrupaciones y géneros en España, Estados Unidos (Virginia Occidental y Pensilvania), Hungría y Bélgica.

Durante los últimos años ha estado dedicado especialmente a la interpretación histórica de música barroca y clásica (Orquesta Barroca de Málaga y Capilla Maestro Iribarren) y colaborando con otras formaciones camerísticas como el cuarteto Ganivet.

Desde 2017 es doctor en Teoría de la Literatura por la Universidad de Alcalá de Henares, y desde 2018 trabaja como profesor de violín en el Conservatorio Superior de Música de Málaga.

           

Sara Calvo, pianista.

Nacida en Santander, Cantabria, completó sus estudios de piano y música de cámara en el Conservatorio Superior de Música en Málaga, y el grado profesional de canto en el Conservatorio Profesional Manuel Carra, también en Málaga. Ha realizado el Máster de Investigación e Interpretación musical de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).

Como pianista acompañante, participó en las masterclasses de ópera y lied en la Universidad Complutense, impartidas por Edelmiro Arnaltes y Suso Mariategui, de 2003 a 2005.

Es miembro del Coro de Ópera de Málaga, como soprano, y ha participado con ellos en numerosas obras del repertorio lírico y sinfónico-coral.

Ha tocado en recitales con las violinistas Lourdes Hierro y Alina Nauncef, y con la soprano Lucía Millán en España y Rumanía.

Trabaja como docente desde 1997, y en 2004 obtuvo plaza de profesora de piano por concurso-oposición.

En la actualidad, desde 2003, trabaja en el Conservatorio Superior de Málaga como profesora de Repertorio con pianista acompañante en el departamento de cuerda frotada.